Me parecen increíbles quienes abandonan cosas. Que regalan sin dolor. Que botan (y votan, también) sin escrúpulos. Como un tipo en Florencia (Caquetá) que dejó caer del bolsillo —o del cuaderno o del libro o vaya uno a saber dónde lo llevaba—, la cuenta de cobro de los servicios y 50.000 pesos para pagarla. Luis […]