Ten paciencia

ten-paciencia

Vivimos de afán. De día y de noche corremos sin parar. Nos levantamos corriendo, desayunamos corriendo, estudiamos y trabajamos corriendo y vivimos la vida corriendo.

Parecemos en una competencia de la cual salimos exhaustos y en la cual ni perdemos ni ganamos y muchas veces ni siquiera sabemos porqué estamos avanzando de manera apresurada. Solo sabemos que hay que afanarse para no quedarse, para no retrasarse, para no soltarse.

Vale la pena darse tiempo. Bajar la velocidad. Pausar un poco la vida y dejar de correr. En últimas cuando corremos lo hacemos alejándonos de nosotros mismos y mientras más lo hacemos, mas distantes estamos de aquello que nos puede ayudar a resolvernos.

Tal y como me lo dijo un psicoanalista alguna vez al final de la sesión: «las cosas del alma se toman su tiempo»…


Compartir