QUÉDATE EN TU CASA

quedate-en-tu-casa

Estos días han sido retadores para todos. La vida cotidiana tal y como la conocíamos, ha cambiado profundamente. Lo que antes hacíamos de manera rutinaria y automática, se convirtió en algo excepcional y aunque han pasado pocos días, ya extrañamos muchas cosas como si hubieran transcurrido años.

Las sensaciones frente a esta nueva experiencia son múltiples. Desde extrañeza hasta incredulidad; desde angustia hasta esperanza; desde duda hasta calma. Cada uno lo vive de forma diferente y lo resuelve de maneras particulares. Las características de personalidad en los momentos de crisis se expresan de manera más evidente y lo esencial sale a flote. Hoy más que en otros momentos, nos vemos al espejo de nosotros mismos y eso puede ser una gran posibilidad o una gran dificultad.

Si recuerdas cómo era tu vida diaria hace un par de semanas y la comparas con el día de hoy, la diferencia puede ser abrumadora. Si deseabas quedarte en casa o si querías salir era tu decisión. Hoy añoramos cosas que ni siquiera sabíamos que teníamos y anhelamos la libertad de elegir.

Aunque cuesta, es fundamental quedarse en casa. Es importante acatar las medidas tomadas en lo colectivo y ayudar a que la situación, que ya de por sí es problemática, no sea aún más difícil. Sin embargo, no sólo quiero hacerte esta invitación como un acto físico y material; también quiero hacerlo desde la perspectiva psicológica: quédate en tu casa, es decir, aprovecha para conectarte contigo mismo y aprovecha este tiempo para viajar hacia tu propio interior. Ese puede ser un valor agregado de toda esta situación y una salida menos angustiante a todo este remezón que estamos teniendo.

El viaje ES hacia adentro

Hace ya casi un año publiqué un libro llamado “El viaje es hacia adentro”. En el mismo recogí algo de mi historia de vida y de la experiencia como profesor y psicoterapeuta. Ya más de veinte años en dichas tareas me ha confirmado que la mayor decisión que hemos de tomar en la vida es emprender el viaje interior, es decir, el viaje del autoconocimiento y del reconocimiento propio. No es nada fácil y el hecho de ser psicólogo no me lo ha hecho más sencillo, pero es un camino posible de transitar y una decisión posible de ser tomada.

Gran parte de nuestros años nos la pasamos intentando resolver asuntos que, aunque importantes, son transitorios y terminan siendo secundarios. La vida escolar, la ruta académica y laboral, los logros económicos son algunos de esos asuntos a los que les ponemos gran parte de nuestra energía y detrás de los cuales corremos a veces de forma frenética y desbocada.

La situación que hoy vivimos nos pone de frente a lo esencial: por más dinero que tengamos, por más títulos que hayamos obtenido, por más estatus académico y social que detentemos, estamos igualmente expuestos y vulnerables. Esta crisis de salud que afecta a todo el mundo por igual nos ha recordado que somos finitos, que no duraremos para siempre, que somos frágiles y que la vida se termina.

Viajar hacia adentro no es emprender una ruta como si fuéramos monjes o ermitaños confinados dentro de nosotros mismos. Es aprovechar el momento que vivimos en el cual la cotidianidad se transforma, la rutina se cambia y la posibilidad de estar sin tantas carreras ni afanes, aparece como nunca antes. Viajar hacia adentro puede convertirse en un momento de resetear la vida (Ctrl+Alt+Supr) y desde allí encontrar nuevos sentidos, nuevas formas de experimentar lo que somos y lo que sentimos y así reconectarnos con nosotros mismos.

Quédate en tu casa

Alguna vez escuché una frase que hoy se llena de sentido: “nadie está más solo que aquel que se siente solo estando consigo mismo”. Aunque suena a trabalenguas, es bastante simple lo que expresa: así tengamos muchas personas cerca y así estemos rodeados de otros todo el tiempo, si no nos hemos conectado con nosotros mismos, estaremos solos así estemos acompañados.

Normalmente nos quejamos porque no tenemos tiempo para nada, porque nos mantenemos a las carreras y porque el agite de las actividades no da tiempo ni para respirar. Hoy, aunque posiblemente muchas personas sigan trabajando desde la casa o continúen con sus labores cotidianas del hogar, el ritmo se transforma. Los colegios están detenidos, gran parte de las empresas han cambiado sus turnos y la velocidad de la ciudad es otra.

Es un momento único para aprovechar el cambio de ritmo y permitirse la conexión consigo mismo. Más allá de la contingencia que vivimos y de las posibles sensaciones incómodas que esto genere, es un momento para aquietarse, para revisarse y para potenciarse. Por supuesto que estos días nos pondrán a prueba y el paso del tiempo irá haciendo mella en nuestra capacidad de ajuste. Pero como lo dice una frase del sentido común, buenas noticias nada dura para siempre; ni lo bueno ni lo malo.

Te hago entonces una invitación: quédate en tu casa, cuídate y en medio de la situación compleja que vivimos, aprovecha y encuentra una alternativa para potenciar la vida. El agobio, el tedio y la incomodidad con seguridad aparecerán pero podrán ser en parte equilibrados con la tranquilidad, el reposo y la conexión con la vida propia. Somos testigos y partícipes de una situación que recordaremos para siempre y que nos pondrá en los libros de historia. De nosotros depende cómo sea recordado ese momento.

Quédate en tu casa, aprovecha para viajar hacia tu interior, conéctate con tu historia, conversa con las personas que quieres, escribe y búscate a ti mismo. De las crisis salen nuevas oportunidades y se tejen nuevos comienzos. Revisa tus pensamientos, tus emociones y tus conductas y si estas te están jugando una mala pasada, busca ayuda. Viajar hacia adentro implica reconocer de donde podemos sostenernos nosotros mismos pero también identificar los momentos oportunos para permitir que otros nos acompañen y nos sostengan.

Nota. Si en algún momento sientes que necesitas apoyo y no lo encuentras, puedes escribirme. La idea es que entre todos nos apoyemos en este momento y que en medio de la dificultad, podamos ayudarnos y acompañarnos. Cuenta conmigo.


Compartir