Pare de sufrir

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Recuerdo que hace muchos años en un canal nacional, transmitían un programa con un nombre muy sugestivo: Pare de Sufrir. Era un programa con tintes religiosos en donde en medio de oraciones, rezos y alabanzas, se buscaba que las personas expresaran sus sufrimientos y buscaran consuelo en la figura divina.

Más allá del contenido religioso, siempre me llamó la atención lo que decían las personas que participaban del programa. Sufrir está ligado con el amor, el dinero, la vida de pareja, el cuerpo, el trabajo, la casa, la familia, entre muchas otras. Podría pensarse que el solo hecho de vivir está ligado al sufrimiento y aunque en parte podría responder esto de manera afirmativa, también tendría que decir que no tiene que ser necesariamente de esa forma.

Desde hace veinte años, escucho los sufrimientos de las personas en mi consultorio. Hombres y mujeres, adolescentes, adultos y viejos de todas las condiciones sociales, expresan su angustia y su dolor. En algunos casos son situaciones que llevan décadas incubándose y en otros, son asuntos particulares que han detonado dicha posición en un momento particular de su vida.

Para mí, cualquier situación de las expresadas en consulta es válida y a todas les presto atención. No importa si es una crisis financiera, una ruptura amorosa o una dificultad laboral; cada una de ellas es importante en la medida en que hay alguien que sufre y que siente que su capacidad de respuesta personal está desbordada.

Sin embargo, hay algo que tengo claro desde mi propia vida y desde la experiencia como psicoterapeuta: el malestar es inevitable y hace parte de la condición humana. El sufrimiento, el dolor sostenido y la angustia mantenida en el tiempo, por el contrario, son asuntos que pueden evitarse o por lo menos, mitigarse.

Sufrir no es la salida

Estela fue a mi consulta hace algunos meses. Había dudado mucho en buscar ayuda con un psicólogo ya que siempre había pensado que era para los locos. Sin embargo, las situaciones acumuladas que estaba viviendo y haber leído una de mis columnas, la convenció de asistir a psicoterapia y conversar de lo que le ocurría.

Es una mujer de unos 60 años, aunque se ve mucho más adulta que su edad. Acaba de jubilarse y vive con su hija en un apartamento alquilado. Ha sido una mujer físicamente enferma, con una familia disfuncional y con muchas dificultades económicas. Siente que su vida ha sido un drama y sabe que con su actitud de derrota y de angustia permanente, la complica aún más.

Aunque no hemos terminado el proceso psicológico, Estela ha identificado algo muy importante: aunque tiene todas las condiciones para sufrir día tras día, seguir ubicada en la postura de quien se queja, se lamenta y se duele, tampoco le ayuda a resolver nada y por el contrario agudiza la situación que vive en la actualidad.

Ella recuerda que, en su casa, su madre era así como es ella hoy y aunque no le echa la culpa, sabe que en parte eso fue lo que aprendió. Cuando era adolescente se quejaba de dicha característica y tenía conflictos con su madre por eso, pero paradójicamente es la misma postura que ha elegido para su vida. Darse cuenta de esto fue muy importante y está trabajando en psicoterapia y fuera de ella para que esto pueda resolverse o por lo menos, pueda mitigarse.

En una de las últimas consultas, Estela me dijo algo que me inspiró profundamente para esta columna: “Juan Diego, la vida es muy berraca…eavemaría, pero más berraca la vida aguantarlo a uno jodiendo y sufriendo tanto”. En esa consulta, ella misma se dio una orden: “voy a parar de sufrir”. Y efectivamente, está en ese camino.

No le temas al malestar

Estela se dio cuenta que el sufrimiento es opcional y que se convierte en una postura de vida. Y eso le ha permitido tomar distancia de sus problemas y mirarlos de una forma diferente, así no se resuelvan. Tener una actitud diferente no hace que los problemas se esfumen, pero sí le resta energía y potencia a los mismos. 

Una de las grandes conquistas que como seres humanos tenemos en nuestra historia personal, tiene que ver con el reconocimiento del malestar como un elemento que integra nuestra realidad. Nuestra cultura idealiza la felicidad, el bienestar y el equilibrio como una condición permanente y parece obligar a desaparecer todo lo que sea divergente a esto. El mal-estar parece ser una característica que ha de ser reprimida, ocultada, borrada e incluso evitada.

Desde mi experiencia como psicólogo y como psicoterapeuta y desde mi vivencia como sujeto, el malestar es una característica necesaria para la vida. Nos recuerda que la existencia es dinámica, que el equilibrio es momentáneo, que el bienestar es una conquista que también se desvanece y que la felicidad se construye de momentos que también se terminan.

El malestar puede expresarse en el cansancio con las actividades cotidianas, con la aparición de la rutina, con la sensación de agobio al levantarse o al irse a dormir, o con cualquier situación cotidiana. Nos recuerda que a veces hay cosas que queremos hacer pero que no es posible realizar y que hay otras que, aunque no queramos hacer, es necesario resolver y tramitar.

El malestar es parte de la vida y se convierte en uno de los elementos que nos permite sin duda, mayores aprendizajes. Del mal-estar pueden surgir compromisos, decisiones y cambios de rumbo. Del mal-estar pueden resultar transformaciones personales permanentes y elecciones significativas en torno a la vida. Como todo en la existencia, nada es para siempre. También el malestar y el bienestar como episodios vitales se agotan y dan paso a nuevas experiencias y a nuevas situaciones. 

Estamos hechos de múltiples experiencias y somos la suma de los opuestos y de los elementos que aparecen entre ambos extremos. Vale la pena apostar por el bienestar, recordando que el malestar es parte de la realidad y que más que desvanecerlo o silenciarlo es necesario integrarlo a la vida. Esto nos permitirá dejar de sufrir sin necesidad y nos recordará que la vida es un cúmulo de emociones, situaciones y características diversas y múltiples.

 

Juan Diego Tobón Lotero

psicologojuandiegotobon@gmail.com

Celular:3188936392


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