Los amigos son pura vida

Soy egresado del Colegio San Ignacio (Medellín) de la promoción de 1988. Treinta años han pasado ya y aunque por día exacto faltan un par de meses, nos adelantamos a celebrar esa fecha.
Que sean 10, 20 o 30 años de habernos graduado no es lo realmente importante. Lo significativo es encontrarse con compañeros que no veía desde el siglo pasado, sentir una profunda emoción y ver que para el resto la sensación es la misma.
Algunos estamos más gordos, más calvos o más arrugados que otros y hay quienes parecieran haberse quedado casi iguales en lo físico y en lo psicológico. Como diría la frase del sentido común, «genio y figura hasta la sepultura» (y eso hace parte de eso tan entretenido y maravilloso que es encontrarse con los compañeros de la vida, con esos que crecieron con uno y que fueron niños y adolescentes como uno).
Encontrarme con la vaca, el boti, Tirado, robo, mexxxita, el pispo, ivancho, alejo, mechas, Carlos Mario, el negro, fede, santa, ABC, checho, Raúl, Noreña, Molina, Bocanument, Darío, shabú, Sanín, el pollo, Camilo, Pacho, Wiedeman, Pipe, Jorge, David, Hurtado, Arboleda, herrerita y otros tantos que sería imposible nombrar aquí sin ser agotador, fue reconectar la vida, hacer remebranza, valorar el presente y seguir tejiendo futuro.
A pesar de las discrepancias de pensamientos, de ideologías, de posturas, de actividades, de opciones y de miradas frente a la vida, ayer todos fuimos iguales (siendo cada uno tal como es y siendo cada uno diferente al resto). Eso es lo que hace maravilloso el ser amigos ya que más que la diferencia, es lo común lo que nos une.
Ese encuentro de ayer en donde celebramos treinta años de egresados del colegio, fue realmente la celebración de la vida. Cada abrazo, cada palabra, cada momento juntos nos confirmó que no es carreta eso que dicen las investigaciones ni el sentido común en torno a que son los amigos uno de los factores más relevantes para construir bienestar y para recargar energías.
Somos pura vida y estar con los amigos es una de las evidencias más claras en torno a ello. No esperemos a que la muerte sea lo que nos convoque y aprovechemos que estamos vivos para seguir tejiendo, caminando y construyendo