Lo que hacemos y dejamos de hacer por amor

lo-que-hacemos-y-dejamos-de-hacer-por-amor

Teresa se está separando de su esposo. Andrés no sabe cómo terminar la relación con su pareja. Estela se enteró de un “affaire” de su mejor amiga con su esposo. Juan está deprimido porque su amiga Daniela acaba de conseguir novio. Sara no sabe qué hacer porque su novia le dice que quiere tener una relación abierta.

Estas y otras muchas más, son situaciones que han pasado por mi consultorio. Cada una de ellas se refiere a la historia de alguien y a lo que implica su vida de pareja. Heterosexual, homosexual, bisexual o de cualquier otra condición sexual, los seres humanos nos volvemos frágiles cuando amamos, pero a la vez, podemos convertirnos en sujetos fuertes, decididos y claros cuando estamos inmersos en las “mieles del amor”.

La vida amorosa, aquella que hemos aprendido a construir en pareja, se convierte en muchos casos en algo que puede asemejarse a pararse en el borde de un precipicio. El paisaje es majestuoso y la vista al horizonte es maravillosa, pero basta con dar un mal paso para rodar cuesta abajo en una pendiente que no es posible saber a dónde llevará.

Desde que somos adolescentes comenzamos a construir vínculos amorosos con aquellas personas a quienes deseamos tener como parejas y a pesar de los fracasos, las dificultades y las angustias, volvemos a intentarlo. Relaciones cortas, de mediana o larga duración, son parte de nuestra historia afectiva y se van encadenando a la trama de nuestra realidad.

Hace ya un siglo Sigmund Freud el padre del psicoanálisis, escribía una frase que, aunque corta, da cuenta de las complejidades y de las bondades del amor: “si amas sufres; si no amas enfermas”. Aunque no aplica solo para la vida de pareja, refleja en parte lo que pasa con aquello que llamamos amor y puede ayudarnos a entender eso que de manera personal experimentamos y que también vemos reflejado en la vida de otros.

Las historias del amor

Al consultorio psicológico llegan múltiples historias de amor. La gran mayoría de ellas, en un terreno que podría nombrarse como “des-amor”. Aunque las personas saben que están sufriendo por algo que quisieran resolver, no saben en muchos casos cómo hacerle frente a esa sensación que quita la paz, se lleva la tranquilidad y echa al traste el equilibrio vital.

Teresa se está separando luego de varios meses de dificultad con su esposo. Llevan 15 años de casados, más de 30 de relación de pareja y siente que quiere luchar por mantener lo que han construido. Sin embargo, se siente maltratada y sabe que si permite que la situación avance lo que está en juego es su dignidad. Le preocupa cómo va a sostenerse económicamente ya que depende de su esposo en ese sentido, nunca ha trabajado y ya está por encima de los 50 años de edad.

Andrés no sabe cómo terminar la relación con su pareja a quien ya no ama. Desde las últimas vacaciones confirmó que la razón para estar con su novio es el gran cariño que siente por él. Sin embargo, ha confirmado que no lo ama y que no ve su vida a su lado. Ya compraron un apartamento, han hecho planes juntos y tienen muchas cosas en común. A pesar de su certeza le cuesta cerrar la relación ya que alguna vez que lo hizo, la reacción de su pareja fue desmedida y dramática.

Estela se dio cuenta que su mejor amiga tiene una relación afectiva con su esposo. Siempre ha sido una mujer amable y que “traga entero” para no meterse en problemas con los demás. Su amiga va a su casa como si nada pasara, hace bromas con su esposo y de frente le coquetea. Siente que va a explotar, pero prefiere sufrir en silencio que ponerse en problemas con esas personas a quienes quiere tanto.

Juan se siente deprimido porque Daniela su amiga del colegio de quien está enamorado hace varios años, le contó que acaba de conseguir novio. Jamás le ha expresado su amor, pero siente que la conoce mejor que cualquier persona. Alguna vez en una fiesta en donde ambos estaban con algo de licor en la cabeza se dieron un beso. Sin embargo, Daniela contó la situación en una reunión de amigos como “una metida de patas” y le pidió perdón al “osito” por el pico que se dieron.

Sara no sabe qué hacer porque Ana María su novia, le dice que quiere tener una relación abierta. Llevan algunos años juntas en una relación “dinámica”. Sin embargo, habían hecho un pacto de exclusividad que hoy su pareja no quiere mantener. “Ella no quiere que terminemos porque me ama, pero hay un pelado que le gusta y no quiere dejar pasar la oportunidad de tener también algo con él”.

Por supuesto que no todas las historias de amor tienen estos componentes. Sin embargo, a consulta normalmente llegan este tipo de situaciones y es allí en donde como terapeuta acompaño a quien asiste para que pueda tomar una decisión que le permita más que resolver la dificultad con el otro, aclarar su postura frente a lo que ocurre y moverse de manera consistente y clara.

 

Nota. Los nombres de las personas se han cambiado para proteger su identidad


Compartir