Hay días de días

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No todos los días son iguales (afortunadamente). Hay unos que son de luz y otros de oscuridad, unos que son de disfrute y otros de angustia. Hay unos que son planos y otros escarpados, unos que son generosos y otros que parecen estreñidos.

Pero no son los días los que tienen estas características. Los días son días sin más. La calificación única o múltiple que ellos tienen, se la damos nosotros a partir de nuestras interpretaciones, de nuestras sensaciones y de nuestras emociones.

Como todos, tengo días sublimes y días fatales, así como otros en donde pareciera haberse instalado una montaña rusa infinita que lleva hacia arriba y hacia abajo, hacia adentro y hacia afuera. Como cualquier persona, tengo días de días y a veces estos se encadenan y se replican.

He aprendido, de a poco y de a mucho, a lidiar con esto. He comprendido que a partir de los días oscuros y tenebrosos puedo identificar elementos sin resolver en mi vida y que de los días luminosos y generosos puedo tomar fuerzas para soportarme y para seguir caminando.

Vale la pena leerse a través de los días y encontrarse con la realidad propia (que es es completa y compleja), para deconstruirnos y reconstruirnos de manera continua. Es una tarea permanente que solo termina y se agota con la muerte


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