Hablemos sobre bienestar emocional

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El último año, sin duda, ha sido un tiempo lleno de retos, oportunidades, desafíos y dificultades. En lo personal y en lo social estos meses que han corrido, nos ha confrontado con nuestras capacidades y nos han implicado esfuerzos importantes para mantener el equilibrio en la vida.

Todas las áreas de la existencia han sufrido transformaciones y cambios, a veces sutiles y a veces bastante significativos. Los espacios que habitábamos, los lugares en donde nos encontrábamos con otros, las rutinas que teníamos y las certezas que habíamos construido, se han movido. En medio de esas incertidumbres hemos tenido que construir nuevas respuestas a nuevas preguntas y el costo de ese ajuste, ha sido un cierto desgaste emocional y una sensación de cansancio interno y externo que a veces se nos desborda.

Para mí, como para todos, la vida ha cambiado. En lo laboral, en lo familiar, en las relaciones con los amigos y en la forma en la cual habito la ciudad, las transformaciones también han impactado mi vida y los efectos emocionales también me han alcanzado de manera significativa. Angustia, sosiego, desesperanza, tranquilidad, zozobra y equilibrio han hecho su presencia y he tenido que buscar apoyo externo para hacerle frente a esas múltiples sensaciones.

Hoy más que nunca se hace necesario hablar sobre el  bienestar emocional y sobre lo que éste implica en la realidad individual y colectiva. En un momento como el que hoy vivimos, es requerido hacerse cargo de aquello que se siente y que en muchas ocasiones es difícil poner en palabra. Además es fundamental conectarse con la realidad interior para encontrar formas de equilibrar las múltiples emociones que nos habitan y así hacer de la vida diaria, algo más posible y menos angustiante.

Hablar de bienestar emocional no es hablar de perfección ni de equilibrio permanente. No tiene que ver con un estado psicológico siempre armónico, ni tiene que ver con la ausencia de angustia o de malestar. El bienestar emocional es una ruta para pensar la vida, un camino para conectarse con la realidad personal y una apuesta para construir la realidad cotidiana, en medio de las fluctuaciones y divergencias que se presentan en la misma.

Una estrategia que utilizo con frecuencia en psicoterapia y que permite que las personas que asisten a dicho espacio puedan revisar sus características emocionales, se llama LA RUEDA DE LAS EMOCIONES. A partir de la identificación de unas emociones primarias que son innatas y que cumplen con funciones adaptativas y de supervivencia, se desprenden unas emociones llamadas secundarias y otras terciarias. Aunque frente a esto hay muchas discusiones teóricas, lo importante de este ejercicio está relacionado con la posibilidad de nombrar las emociones que se experimentan en un momento dado frente a una situación específica y a partir de allí, identificar alternativas de abordaje.

Como psicólogo estoy convencido que las emociones más allá de ser algo que hay que manejar o controlar, han de ser comprendidas y revisadas. Mucho de la historia personal, de los sentidos y significados que hemos construido a lo largo de la vida, así como de las formas en las cuales asumimos las dificultades y los logros, se expresan a través de las emociones. Ellas más que ser solo efecto y consecuencia, son fuente y origen.

La invitación que quiero hacerles a través de esta columna y de las columnas que semanalmente aparecerán publicadas en este blog, estarán relacionadas con la pregunta por el bienestar emocional. En medio de la angustia, del malestar y de las afugias propias de la existencia, vale la pena reconocer la realidad como un todo completo en donde las posibilidad de resolución, las alternativas de búsqueda del equilibrio y el encuentro con una mejor calidad de vida, están siempre presentes.

Por Juan Diego Tobón Lotero
psicologojuandiegotobon@gmail.com
3188936392


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