HABLEMOS SOBRE BIENESTAR EMOCIONAL

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Mantener el equilibrio psicológico y emocional no es nada fácil. Basta una discusión, una situación conflictiva o la aparición de un asunto inesperado, para que el mismo se esfume. Cuesta mantenerlo pero perderlo es cuestión de segundos. Esto nos pasa a todos; hombres y mujeres, niños y adultos por igual, podemos experimentar esta sensación y es bastante común que nos sintamos confrontados cuando ello ocurre.

Definir el bienestar emocional no es fácil ya que hace referencia a muchos elementos que hacen parte de la realidad personal y a la relación que establecemos con el entorno, así como a un asunto que no se agota en un aspecto intangible sino que también pasa por el cuerpo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el bienestar emocional como “un estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”.

En gran medida, el bienestar emocional está relacionado con los vínculos que establecemos con otros y es allí en donde mantenerlo o perderlo, es posible. Aunque es evidente que en gran medida es nuestra responsabilidad hacernos cargo de nuestros estados emocionales, lo que pasa fuera de nosotros condiciona esas sensaciones y modula nuestros sentimientos. La vida familiar, las relaciones con nuestros amigos, con los vecinos y con quienes hacen parte de nuestros entornos laborales, impacta en lo que sentimos y puede ser fuente de satisfacción y también de sufrimiento.

Aunque sería deseable mantener la sensación de bienestar emocional en equilibrio permanente, esto no deja de ser una utopía. La vida real nos muestra que ese estado interno y externo es siempre fluctuante y que por más que nos esforcemos, siempre existirán factores que impacten en el mismo. El malestar, la angustia, la insatisfacción y el sufrimiento, son expresiones que aparecen de forma recurrente en la vida y que más allá de ser elementos terribles, nos recuerdan la importancia de retornar al equilibrio y de buscar alternativas para que esto ocurra.

Vale la pena buscar ayuda cuando la sensación de desequilibrio aparece y se mantiene en el tiempo y es fundamental construir alternativas que nos rescaten de nosotros mismos cuando nos sentimos desbordados. Es un acto de responsabilidad con nuestra realidad personal y es un camino que es posible de ser recorrido. Pensemos en el bienestar emocional no como un fin sino como un camino que nos permite comprender que la vida no es sólo disfrute y tranquilidad ni tampoco sufrimiento y angustia permanente, sino la mezcla entre ambos elementos que podemos aprender a manejar y a equilibrar a lo largo de la vida.

 

Juan Diego Tobón Lotero – Psicólogo

 


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