Elogio al descanso

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¡Me gustan los días festivos! Y no solo porque no tenga que trabajar o porque no tenga que madrugar.

Me encantan los festivos porque me recuerdan la importancia de detenerme, de reposar y de descansar. En una cultura centrada en el trabajar, trabajar y trabajar, que busca el éxito por encima de la vida misma y que difícilmente se detiene, es más que fundamental, hacer un pare.

Aunque durante los días festivos hay muchas personas que trabajan, ellas también tendrán que descansar en algún día de la semana (bien sea por decisión o porque el cuerpo obliga al descanso a través de la enfermedad).

Trabajar y descansar son elementos necesarios para la vida y será el equilibrio entre ambas cosas las que permitirán que la vida pueda mantenerse en balance. Aunque la cultura ha puesto el descanso en el lugar de la pérdida (el ocio como algo negativo), realmente es una ganancia y un logro.

Si la vida solo fuera descanso, entraríamos en caos y posiblemente el sin sentido se apoderaría de nuestras vidas. Si la vida fuera solo trabajo (o estudio o cualquier otra labor), difícilmente sobreviviríamos a la tensión que ello implica.

Por eso hoy hago elogio al descanso, no porque sea más importante que trabajar o estudiar, sino porque es un componente necesario para encontrar el balance y para no perder la armonía en la vida diaria


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