EL VIAJE ES HACIA ADENTRO

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Hace dos años, julio de 2019, estaba en la etapa final de la edición y lanzamiento de mi libro titulado EL VIAJE ES HACIA ADENTRO. Era uno de los pendientes que tenía en mi vida y ha sido uno de los hitos más importantes en mi realidad personal y profesional. Condensar en 146 páginas algo de mi experiencia vital así como muchas de las vivencias que como psicoterapeuta, como profesor y como ciudadano he tenido a lo largo de mi vida, fue un logro importante y ha sido una marca imborrable que se quedará para siempre.

Sin embargo, EL VIAJE ES HACIA ADENTRO es mucho más que un libro. Es una pregunta por la complejidad de la existencia, es un llamado de atención en torno a los lugares en donde ponemos el foco en nuestra cotidianeidad y es una invitación a construir preguntas nuevas en una existencia que fluye y se mueve de manera constante.

Somos viajeros de un viaje finito y tenemos a nuestro cargo nuestra vida. No es posible delegar la existencia y es de nosotros mismos de quien nunca podremos escapar. Esta es una gran responsabilidad de la cual habremos de hacernos cargo y depende en gran parte de nosotros, lo que hacemos con nuestra vida a lo largo de los años que transitamos por este mundo.

En muchas ocasiones buscamos alternativas para escapar de nosotros mismos y transitamos pequeños senderos que se van convirtiendo en inmensas vías que nos alejan de nuestra esencia y de nuestra realidad más profunda. Divagamos, nos silenciamos, huimos y nos perdemos. Sin embargo, nunca es tarde para reconstruir las preguntas esenciales y para recomponer la ruta. En mi caso también he estado perdido, también he estado ausente de mí mismo y también he extraviado el camino muchas veces. Por eso este libro se ha convertido para mi en un recordatorio y en una invitación para mirarme y tomar decisiones significativas que me permitan viajar hacia adentro, es decir, a ser responsable de mi realidad vital.

Comparto con ustedes algunos fragmentos de los tres capítulos de los cuales se compone el libro y que recogen desde mi perspectiva, los tres asuntos centrales para ser abordados a lo largo de la existencia: el VIVIR, el SENTIR y el CONOCER. Son más que certezas, invitaciones a la reflexión y a la puesta en escena en la cotidianeidad.

REFLEXIONES SOBRE EL VIVIR

Vivimos con nosotros mismos
cada segundo del día. Sabemos
nuestros secretos más íntimos
y nuestros deseos más
profundos. Somos los únicos
que escuchamos nuestra voz
interior, nuestros reclamos,
nuestros silencios y nuestras
alabanzas, así como los únicos
que sabemos lo que hemos
visto, escuchado, dicho y
sentido. Estamos con nosotros
mismos de noche y de día y
sabemos de nuestras certezas
e incertidumbres. De ello
podemos hacer una pesadilla
o un lugar posible y más allá
de las circunstancias externas,
es nuestra propia decisión la
que construye la relación con
nosotros mismos.

¿Qué somos? ¿Quiénes somos?
Somos nuestros recuerdos
(reales o imaginados), nuestras
ideas (de pasado, de presente y
de futuro), nuestro cuerpo (el que
tenemos y el que creemos tener),
nuestros deseos y nuestras
pasiones. En ello se cruzan
nuestros ideales y nuestros
miedos, nuestras preguntas y
nuestras respuestas, nuestras
sombras y nuestras potencias.
Somos historias, somos relatos,
somos palabras y somos
silencios.

A todo le llega su momento. A las
bienvenidas y a las despedidas,
a las aperturas y a los cierres,
a la vida y a la muerte. Cada
cosa, cada situación y cada
persona tienen su momento y
su sentido en nuestras vidas y
como sujetos finitos, nada dura
para siempre. Y esa certeza,
biológica y psicológica, habrá de
acompañarnos en las decisiones
que tomamos y en los sucesos
que elegimos. Lo que llega y
lo que se va, lo que se abre y lo
que se cierra, lo que vive y lo
que muere tienen un sentido en
nuestras vidas y también tienen
su momento. Dejar que ello
acontezca nos ayuda a crecer, a
mutar y a vivir.

REFLEXIONES SOBRE EL SENTIR

Escribí, hablá, gritá, dibujá, corré,
meditá. Poné en otro lugar eso que
te angustia, que te duele, que te
incomoda. No te contengás ni te
reprimás de manera innecesaria y
buscá un lugar en donde poner esa
sensación que te abruma. Eso sí y
a la par, buscá sus raíces, encontrá
los sentidos que allí se esconden,
intentá comprender porque se
repiten y construí nuevas formas
para hacer y para ser en tu realidad
cotidiana. Se toma su tiempo, pero
es una ruta posible de transitar.

Muchas cosas que antes
quería, ya no las quiero. Muchas
situaciones que antes me
movían hoy ya no me mueven.
Muchas preguntas que antes
me hacía ya definitivamente
han cambiado. Recomponerse,
resignificarse y renovarse
es un proceso complejo, a
veces agotador y que asusta
profundamente. Sin embargo,
vale la pena. Este momento de
mi realidad está relacionado con
la consolidación de los cambios,
con la construcción de nuevos
horizontes y con el cierre de
muchos capítulos. ¿Miedos?
Muchos. ¿Esperanzas? Infinitas.

Dentro de toda la serie de duelos
que han de enfrentarse en la vida,
hay uno que es el más complejo
de todos: el duelo por uno mismo
(por lo que se cree ser, por lo que
se supone que se es, por lo que
se ha conocido de sí mismo, por
lo que uno mismo se ha dicho de
sí y por lo que se supone ha sido
lo esencial en la propia realidad).
Tramitar ese duelo se toma su
tiempo e implica enfrentarse
cara a cara con uno mismo, lo
cual puede llegar a ser bastante
doloroso. Sin embargo, de ese
proceso emerge algo igual pero
diferente: una nueva manera de
entenderse, de asumirse y de
vivirse, siendo el mismo, pero a la
vez siendo distinto.

REFLEXIONES SOBRE EL CONOCER.

Uno de los indicadores más
significativos de salud mental
es la capacidad de buscar
ayuda cuando se necesita.
Independientemente de
la situación (una ruptura
amorosa, la pérdida de un ser
querido, dificultades laborales,
una decisión aplazada, la
incapacidad para tolerar la
frustración u otras más),
moverse en búsqueda de
alternativas que permitan hacer
algo con lo que nos hace sufrir,
da cuenta de un psiquismo sólido
y suficientemente sano.

¿Qué es hacerse cargo de sí
mismo? Estoy convencido que
tiene que ver no sólo con el
reconocimiento y la comprensión
de las propias fracturas, sino
también con la identificación
de las potencialidades y
capacidades propias. Integrar
ambas dimensiones, asumirse
desde ambos lugares y saberse
como una realidad polar y a su
vez complementaria, es una de
las vías que puede verse como
más significativas para ello.
Por último, más que un ejercicio
del pensamiento habrá de
convertirse en una decisión que
pasa por la conducta y que se
convierte en acción.

Moverse desde adentro tiene
visos de permanencia y efectos en
nuestra estructura psíquica, en la
manera como nos percibimos y en
el modo en el cual interpretamos
el mundo. Hacerse cargo de
sí mismo implica identificar y
enfrentar los miedos, resignificar
la propia historia y reconstruirse
integrando lo fallido y lo posible.
Ello indudablemente tendrá
efectos en el afuera, en la
interacción y en la cotidianidad,
pero ha de partir en primera
instancia, de una decisión propia
por mirarse hacia adentro y desde
allí proyectarse hacia afuera.

Si deseas adquirir el libro puedes comunicarte a través del correo psicologojuandiegotobon@gmail.com o al whatsapp 3188936392. Se realizan envíos a toda Colombia.


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