Hoy juega nuestra selección de fútbol y con seguridad después del mediodía, las ciudades estarán paralizadas. Pocas personas y autos se verán en las calles y las casas y los lugares de encuentro, estarán atestados de gente ávida por saber el desenlace del partido del día de hoy. Ojalá gane nuestra selección y haya chances de pasar a la siguiente ronda.
La selección somos todos y en ella, estaremos reflejados. Sea un triunfo, un empate o una derrota, habremos de hacernos cargo de lo que viene.
Así como con el fútbol, somos Colombia con nuestros ciclistas en las grandes, las medianas y las pequeñas vueltas. Los triunfos de cada uno de ellos a lo largo del año, nos representan a todos y permiten que un pedacito más de nuestra patria sea conocida y reconocida en el mundo.
Colombia también es cada deportista que actúa dentro y fuera de nuestras fronteras y que gane o no, porta con honor la camisa y el nombre de nuestro país. En los recientes juegos suramericanos estuvimos muy bien representados y fuimos el número uno de nuestro continente.
Pero no solo es el deporte lo que nos representa. Nuestros productos agrícolas, nuestros académicos e investigadores, nuestros desarrollos en literatura, artes y salud, dicen de lo que somos y hablan de nuestras capacidades y potencialidades.
Por supuesto que también es Colombia aquello que se convierte en problemático, como el narcotráfico, la violencia y las terribles desigualdades que nos aquejan, pero ello hace parte de ese conglomerado diverso que hace parte de cualquier realidad.
Ayer, hoy y mañana, somos Colombia y eso no se agota en un partido de la selección. A poner toda la energía más que en un resultado de fútbol, en nuestra vida diaria, en nuestros actos y en nuestras intenciones. El país lo construimos todos y lo afortunados o desafortunados que seamos como país, es responsabilidad de cada uno de nosotros.
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