Regalos

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Es curioso si uno revisa lo que ha vivido, las decisiones que ha tomado, las veces que dijo sí, las que dijo no o cuando, contrario a la costumbre, un día giró a la izquierdo donde todos los días giraba a la derecha.

Digo que es curioso ver adónde nos han llevado cada una de esas decisiones. O a quienes hemos conocido gracias a ellas. Esa colección de azares a veces tan afortunada. “Ya está en el aire girando mi moneda / y que sea lo que sea”, canta Drexler, y en ocasiones aciertas con cara y en otras gana el sello.

Una de esas veces que gané fue cuando conocí a quien luego me permitiría publicar un libro de cuentos, el director de Frailejón Editores, Iván Hernández. Lo traigo a cuento porque en estos días de encierro (y antes, también) Iván me manda poemas por Whatsapp, que son un bálsamo para las jornadas. La poesía, a veces, salva.

Pero hubo uno de esos poemas que me pareció oportuno ponerlo por aquí, para que otros lo lean. Se llama El doliente y es del chileno Óscar Hahn:

EL DOLIENTE

Pasarán estos días como
pasan
todos los días malos de
la vida

Amainarán los vientos
que te arrasan
se estancará la sangre
de tu herida

El alma errante volverá a
su nido

Lo que ayer se perdió
será encontrado

El sol será sin mancha
concebido
y saldrá nuevamente en
tu costado

Y dirás frente al mar :
¿Cómo he podido
anegado sin brújula y
perdido
llegar a puerto con las
velas rotas?

Y una voz te dirá: ¿Que
no lo sabes?

El mismo viento que
rompió tus naves
es el que hace volar a las
gaviotas.

Y está aquí, también, en su propia voz.


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