Quousque tandem?

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Tengo un libro particular, uno que hubiera querido tener hace años, cuando no existía internet para resolver cualquier duda y los diálogos de un personaje en particular de una historieta en particular eran agujeros insalvables. Volví a ese libro porque la semana pasada, escribiendo sobre Albert Uderzo, recordé que estaba ahí en la biblioteca y que no le había dado la importancia de tenerlo pese a  la alegría que me dio haberlo encontrado.

No es un incunable ni nada por el estilo. Es un libro sencillo. Quizá sea raro porque tiene pasta dura y sus hojas están cosidas en lugar de pegadas con colbón al lomo. Tiene por título Astérix: las citas latinas explicadas y lo firma un tal Bernard-Pierre Molin. Cuando lo encontré le tomé una foto y se la mandé a Manolo, mi hermano, para presumirle de lo que había comprado. 

Recordarán ustedes que Astérix está lleno de latinazgos. Allí vi por primera vez eso de cogito ergo sum y me enteré, buscando entender lo que no entendía, que las páginas rosadas en la mitad del Pequeño Larousse “traducen” algunas de esas expresiones, pero no todas.

Abro las páginas del libro al azar. Y me aparece la locución exacta para el momento exacto —que puede ya ser cualquier día de esta cuarentena—: Quousque tandem?. ¿Hasta cuándo?. La frase, explica el autor, fue el inicio del primer discurso de Cicerón contra Catilina, el golpista agazapado.

Hay algo en latín para lo que se les ocurra. Al paso demoledor de los ejércitos (privados o no) callando voces y segando vidas podría acompañarlo lo que dijo Tácito que dijo un tal Calgaco: “Ubi solitudinem faciunt, pacem appellant”. Crean un desierto y lo llaman paz.

A aquellos afanados por mandar a la calle a la mano de obra para que ellos no tengan que sacarlas de sus bolsillos, podríamos gritarles auri sacra fames (execrable hambre de oro), aunque los tenga sin cuidado que se los gritemos.

Pero quizá sea mejor escoger dos bellas expresiones, dos que nos den alegría. Nunc est bibendum y vinum et musica laetificant cor. Es el momento de beber, porque, ustedes también lo saben, el vino y la música alegran el corazón. 


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