Memorable

memorable

Apenas unas cuantas cosas son dignas de ser memorables.

El 25 de enero de 1995 —esta semana hace 27 años— se enfrentaron el Manchester United y el Crystal Palace en el Selhurst Park. Pudo ser un juego más. Pero entonces, apenas unos minutos después de empezado el segundo tiempo, lo inolvidable hizo presencia en forma de patada voladora: Éric Cantona se lanzó sin mediar palabra —por parte de él— contra Matthew Simmons, que había bajado a toda velocidad por las graderías solo para insultarlo.

El tipo resultó ser un hooligan, defensor de políticos de extrema derecha, xenófobo y racista. No celebro la violencia, pero si hay quienes se merecen un buen golpe son los fulanos como Simmons. Dijo Cantona, años después, que no todos los días se tiene la suerte de patear a un fascista.

Recuerdo haberlo visto en las noticias. Cantona caminando enfadado tras ser expulsado, Cantona por los aires, Cantona asestando aquel golpe… Dos años después dejó las canchas y se pasó al cine, como actor y productor.

Hizo más: colaboró con Amnistía Internacional en campañas a favor de la inmigración, llamó a un boicot contra los bancos, dirigió un documental (Foot et immigration, 100 ans d’histoire commune) luego de que el derechoso Jean-Marie Le Pen dijera que había “demasiados negros” en la selección francesa. En fin, hay otras formas de ser memorable y seguir ganando partidos. Puede ser que los hinchas de los Red Devils lo recuerden también por sus goles.


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