Igualar

Leí hace poco un editorial que me recordó un meme (o la versión de un meme) donde un fulano celebra a rabiar por una medalla. La muerde, se baña en champaña, grita, besa a la fuerza a la mujer que le colgó la presea. Al abrir el cuadro se descubre que el tipo quedó en el noveno lugar. O en el décimo. O en el veinte…
El editorial en cuestión se titulaba “No somos los más desiguales”, y se me antojó como especie de reclamo triunfal, el punto final de una discusión macroeconómica sobre el país. El texto se basa, a su vez, en un artículo firmado por el investigador en temas económicos Javier Mejía publicado en Forbes.
Sostiene el editorial que Colombia no es tan desigual como se cree, sino apenas tan desigual como los demás países de la región. Tal vez un poco menos, incluso. Y lo argumenta con cifras como esta: que aquí el 1 % más rico de la población es el dueño del 33, 2% de la riqueza total del país, mientras que en Chile y en Brasil ese mismo 1 % posee casi el 50 % de todo. Ah, bueno, menos mal. El problema no es la economía, es la econotuya, escribió alguien en una pared.
Porque igual este es un país donde el 54 % de la población vive en inseguridad alimentaria y donde 554.000 niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica. Lo dice la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia.
Me parece a mí que en estos terrenos es mejor seguir viendo el vaso más que medio vacío (a ver si espabilamos), que compararnos por lo bajo y pensar que como vamos, vamos bien.