Escoger quien vive y quien muere

Las enfermeras dicen: “el primer día sin IVA será recordado como el Viernes Negro”. Fecha con más conglomerados y, por consiguiente, más contagios del virus innombrable.
A eso deben sumarse las parrandas de los días de madre y padre, y las farras de los puentes. Ah, y la laxitud de casi todo el mundo entre mayo y julio.
Lea además: El idioma infectado
Quienes más se han cuidado son —además de personas responsables de cualquier edad— los mayores de setenta y los que han sufrido enfermedades coronarias, respiratorias o diabetes. Saben que si el virus los ataca les da tres vueltas.
A los más jóvenes, en su mayoría, les ha importado un bledo: parten de la idea relativa de que si se enferman no mueren. No les interesa infectar a personas vulnerables. Son egoístas: desdeñan la vida del otro.
Ahora, las camas de cuidados intensivos están ocupadas. Se llegó a esa situación escalofriante de Italia hace meses, cuando los médicos escogían quién moría.
Le sugerimos: Crece el contagio de temeridad y tontería
Las enfermeras de la primera línea cuentan, “aquí entre nos”, que ya tienen la orden: si llega medio muerto un muchacho que se partió el occipucio y requiere cama tecnificada, deben bajar al anciano y dársela a él.
Al fin, en una sociedad en la que cuenta la productividad más que la experiencia y la sabiduría, las compras y las ventas de un día sin IVA más que la salud pública, se parte de la idea de que el joven, aunque sea un bueno para nada, un estorbo, vale más que el viejo, porque tal vez viva más y tenga más tiempo de seguir comprando.
Siga leyendo: Ansiedad por dejar el encierro
Por John Saldarriaga
saldaletra@gmail.com