¿Perro con cola de langosta?, una cosa de locos

Como lo he mencionado varias veces, soy adepto a las comidas callejeras y me he pasado más de la mitad de la vida visitando comederos populares en los que veo una fila al frente. Con mi flaca preciosa he visitado algunos tan insólitos como ricos en varios países donde reinan los sabores de mar.
De todos estos sitios, los mercados flotantes de Sai Kung, en Hong Kong; el Damnoen Saduak, cerca de Bangkok, y el Cai Rang, en Vietnam, nos quitan el habla de emoción, sobre todo por el despliegue de todo lo que viva bajo el agua, por raro que sea, tanto que mil veces hemos salido sin saber qué fue lo que comimos y ni modo de preguntar porque si los platos son extraños, los idiomas son imposibles, pero el hambre, las señales y los dólares hacen milagros en todas partes.
Donde sí entendimos algo fue en Xochimilco; allí comimos los tales chapulines que son grillos que saben a eso y sardinas diminutas cargadas de ají para pasar el tequila mientras estábamos aturdidos por cientos de mariachis que cantaban todos al mismo tiempo rancheras distintas.
No es de extrañar que, de todos los seres marinos, sea la langosta la favorita de los Azafrán, por su sabor delicado y su textura sedosa, formidable. Por eso, en estos días que oímos hablar a Hensey el Marquero, de unos perros calientes de langosta, salimos disparados en combo a probarlos, lo que se volvió un programa estomacal sorprendente.
De hecho, cada vez que tenemos la oportunidad de ir a sitios con comida de mar lo hacemos gustosos en tanto no hemos podido lograr que la chiquitolina de la casa se enamore como el resto de la familia de pescados y mariscos. En fin, así terminamos metidos en Submarino Express, un sitio que lo deja a uno reconfortado con la barriga, el oficio y la vida.
Submarino Express además de ser un restaurante formidable, tiene muchos aspectos para resaltar, pero de todo lo más importante es que ha demostrado que lo que nació como un pequeño emprendimiento ha crecido de la mano del esfuerzo y la dedicación de sus creadores, pero sobre todo gracias a la autenticidad, lo que prueba que los negocios que salen a delante empiezan con inversiones moderadas y mucha creatividad, al contrario de muchos que invierten todo en el local y muy poco en la investigación culinaria, más expertos en copiar que en tener buenas ideas o sacar recetas de internet.
Cada plato que uno prueba en Submarino Express lleva detrás buena mano, buen gusto, equilibrio gastronómico, ingredientes de primera y sabores estupendos, lo que se puede evidenciar en las caras de emoción de sus comensales.
Cada vez que vamos pedimos todo lo que somos capaces de comernos; ponemos todo en medio, lo partimos en cuatro porciones y atacamos sin piedad. La crangburger que es una hamburguesa de cangrejo y camarón, es una cosa de locos.
Los perros con cola de langosta y camarones, apanados o a la plancha, son demasiado ricos. Los calamares crispy, las crispetas de camarón y los palmitos de cangrejo apanados rellenos con Philadelphia son de muerte lenta. Las salsas preparadas por ellos mismos, tártara, maracuyá, miel de jengibre y piña con pimentón, son impresionantes.
Esta gente sabe muy bien todo lo que hace, de ahí que lo que empezó con un carrito de perros hoy tiene tres puntos de venta: transversal 31 sur en Envigado; en Laureles, por la Nutibara, y en Viva Envigado. Para ir a la fija es mejor que llame al 4447163.
Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com