En Envigado está el paraíso del chicharrón

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Comparto la pasión por la carne de cerdo, sobre todo la frita, con el chef Tony Bourdain, a quien cada día extrañamos más, y como a él diría a gran parte de los sibaritas del mundo, lo que más me gusta es la panza, panceta, tocino, pork belly, garra o como se le quiera decir al glorioso chicharrón, para mí de lejos, el mejor plato de Colombia y muy particularmente de Antioquia. Los Azafrán somos devotos de todas las formas y preparaciones, cada vez más variadas.

Amo ver que a mis chiquis les gusta como a mí nuestra cocina criolla, tanto que en sus loncheras son más comunes los chorizos, la morcilla y el chicharrón con arepa que la fast food y los yogures que raras veces lo son.

Con mi flaca preciosa, adicta y adepta, más por complacer a sus amigas, a las tendencias fitness, que cada vez que puede se come un ciempatas donde nadie la vea, hemos podido probar innumerables preparaciones porque, aunque suene raro, chicharrones se comen por todo el mundo.

En los países nórdicos, Alemania y Portugal se come más cerdo frito que aquí, lo mismo en China, Tailandia, Vietnam y Malasia, en las islas del Pacífico sur, por toda América y África. No se come donde hay restricciones religiosas, pero cada día suma más adeptos por el mundo no solo por su sabor, sino por su precio casi siempre más bajo que el de otras carnes.

Se dice además que las nuevas formas de cría lo hacen más sano de lo que era hace años. En fin, le declaro mi amor eterno al marrano, cerdo, chancho, lechón, sobre todo al chicharrón.

En esa búsqueda incansable de los mejores chicharrones, hace unos meses por Llanogrande nos encontramos a Sr. Pig, literalmente bautizado por los Azafrán como el paraíso del chicharrón.

Y es que desde la primera vez que fuimos nos enamoramos de sus recetas, de por sí, muy auténticas, como mandadas a hacer para el archifamoso show de la TV gringa Baconland o United States of Bacon, en el que el chef Todd Fisher recorre los estados de la unión mostrando esos sitios donde se le rinde culto al tocino, a los que llegan largas filas de comensales hambrientos, detrás de platos rebosantes de grasa, en los que mezclan sin compasión grandes trozos de cerdo frito con la mismísima tocineta, quesos derretidos, mermeladas, melazas y confituras… “Mujer, no llores”, decía mi papá ante pecados tan formidables no aptos para dietólogos.

Resolvimos hacer esta nota después de que en estos días llegamos ansiosos al Mall Llanogrande por nuestros antojos del Sr. Pig, y la sorpresa nos atacó con el desconsuelo cuando encontramos el local vacío, pero gracias a la habilidad de mi amor, el enano mayor y san Google, en menos de un minuto ya teníamos su nueva dirección en Envigado, Cl. 30 sur # 44A-24, en la calle de moda, por Pavezgo. Si antes le echábamos viaje a una hora de la casa, ahora lo teníamos a 7 minutos.

De entrada, siempre arrancamos con chicharrones enharinados crocantes como ninguno, Pork&Sweet acaramelados con panela, naranja y ron; Pork&Chips, con un toque de bbq y papas artesanales, y Marranitas, que son pataconcitos con pulled pork con queso, cebiche de aguacate y polvo de chicharrón. De fuerte, no perdonamos sus hamburguesas que se han vuelto superfamosas entre los miles de fans del Burger Master, con buenos quesos gringos, panes de primera, cebollas confitadas, brotes, tomate y lechuga frescos, una tortura formidable.

Encuentre a Sr. Pig en el 300 400 2121 y vaya sin remordimientos. El arrepentimiento le va a llegar, si no va, como diría el genial filósofo de Envigado. Amo irremediablemente el chicharrón (y a mi flaca).

Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com


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