Aquí encuentra los dulces de cuando estábamos chiquitos

Encontré un sitio que me llegó al corazón y me devolvió a los años más felices de mi vida, en la época que solo me preocupaban las planas, las carteleras y la lonchera.
Cuando uno es papá, hace todo lo posible por mostrarles a sus hijos aquello que marcó su niñez, seguramente con la intención de verlos sentir la misma emoción, por eso soy tan feliz cuando los oigo cantar We are the champions, La creciente, o tomando mazamorra y jugando la vuelta a Colombia con tapitas de gaseosa.
Cuando en esto días en una reunión social le oí hablar al periodista gastronómico Lorenzo Villegas de un sitio donde se encontraban todos los dulces paisas y colombianos de cuando estábamos chiquitos, no lo dudé ni un segundo y al otro día estaba allá con mi flaca y los enanos.
Llegar fue fácil, con la señal del Colombo Americano que queda detrás. El local es diminuto, pero suficiente para almacenar cualquier cantidad de maravillas. Quedé choqueado, como dicen ahora, hasta una lagrimita se me salió, cuando vi el surtido como de cuento de hadas.
Mi único afán fue salir a escribir esta nota sobre esta tienda familiar formidable que empezó doña Oliva Castañeda con su familia: Panelitas Mi Fortuna, en la calle 54 # 43–81.
Fácil de reconocer por la fachada amarilla y roja, la reja y los dulces que cuelgan en el exterior del local, aunque lo que me mató de nostalgia fue el aviso: “Sus fiestas con dulces de la infancia”. Nada más cierto.
Para los enanos resultó una experiencia extrema, pues nunca habían visto tal variedad de dulces, pero para mí muy reconfortante porque hubiera podido asegurar que gran parte de tantas cosas tan ricas habían pasado a la historia, pero no.
Tuve que pedirle permiso a mi amorcito para poder llenar las bolsas, porque era difícil no escoger algo, más con el cariño y gentileza de las niñas que nos atendieron, que notaron la emoción, ¿tan amarilla?, que sentimos. Por un rato de nuevo fui niño.
Borrachitos, OMG, con su exterior azucarado crocante y su interior líquido, que no veía desde que el Ñato Suarez ganó la vuelta a Colombia. Mazapanes con la vieja receta antioqueña, que a mí me gusta mucho más que la española.
Cofio, gauchos, colaciones, panelitas, manzanitas, coquitos, velitas, galletas, merengues, tamarindo, corazones de hojaldre, solteritas, obleas, arroz soplado de colores, masmelos con chocolate, confites de anís con sabor a guaro, bombones de coco, gomitas, moritas, minisigüí, brevas con arequipe, queso urraeño, almendras, turrones, crispetas de colores… nada tuvo que ver la cuenta diminuta, con la dicha y las bolsas sobrecargadas de todo.
Con razón es el surtidero de muchos vendedores callejeros que caminan por las calles repartiendo dulzura y sabor paisa. Teléfono 4440890 @panelitasmifortuna. Doña Oliva vende pura felicidad.
Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com