Un mercado orgánico recomendado en Medellín

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En los noventa llegó al mundo gastronómico un concepto nuevo: Cocina saludable, algo que tengo muy presente, en tanto, sucedió en medio de mis estudios culinarios cuando de súbito, incorporaron la materia Healthy food al pensum. Un día, el mundo se vio invadido de términos como artesanal, casero, orgánico, buenas prácticas, natural, sin preservativos, omega 3 y otros, que cambiaron los hábitos alimenticios.

Aparecieron los enemigos de los transgénicos, los nitratos, el glutamato, el gluten, las grasas saturadas, fungicidas y herbicidas. Surgieron conceptos como cocina consciente, sostenibilidad, fair trade, cocina de mercado y se manifestaron los detractores acérrimos del azúcar y los edulcorantes, que según dicen, son los peores adversarios de la salud. La frase “somos lo que comemos”, marcó tendencia en el mundo (si es así, yo soy un chicharrón del trifásico).

Como en mi barra de insaciables hay 2 médicos, las discusiones alrededor de comida-salud, son tan largas como curiosas. A mí me ha pasado que un médico me prohíbe el huevo y luego otro me dice que lo debo comer, y como este ejemplo, muchos. Lo que tenemos muy claro, es que lo que figura en las etiquetas como light o diet, no pareciera ser tan saludable. Nadie tiene la última palabra, cuando detrás hay mucho de mercadeo y es mayor el desconocimiento que la certeza.

En medio de tanta confusión, nacieron en Europa y Estados Unidos los supermercados orgánicos o saludables, comprometidos con la comida sana, la producción y la agricultura amistosas con el medio ambiente, el apoyo a los artesanos, pequeños cultivadores y al producto local. Un concepto que se ha replicado por el mundo, que atiende a una necesidad de los seres humanos queriendo vivir mejor y del planeta deteriorado en aspectos sociales y ambientales.

Como mi flaca pertenece al grupo de señoritas de gimnasio diario, animalistas, amantes del yoga y todo lo natural, el negocio del que hablamos hoy le cayó como anillo al dedo. Lo conocimos en diciembre en los bajos del Centro Comercial El Tesoro, uno de esos domingos en que queríamos encontrarnos con media ciudad dedicada a vitrinear, ir a cine, comer o no hacer nada, un programa delicioso. Tanto nos llamó la atención la fachada, moderna y llamativa y por supuesto el nombre: Merka Orgánico, que nos obligó a parquearnos otra vez.

Desde ese día, el sitio se volvió punto de encuentro obligatorio del combo de bilingües fits de mi amor, que se encuentran a comer gelatos italianos del otro mundo, smoothies, delicias de repostería y panadería sana y orgánica, wafles, muffins y todo un repertorio de delicatesen, nunca antes visto en nuestra ciudad.

Las “espositas” han organizado varias sesiones en el centro de experiencias en donde chefs de lujo como Mariana Gaviria revelan sus secretos para aprender a comer sanamente y mejor aún, para cocinarle a los niños. Casi siempre esas sesiones terminan cuando llegamos los maridos a surtir las casas con rancho, vinos, frutas y verduras frescas, lácteos, quesos, embutidos, curados, salsas, condimentos, especias y snacks.

Merka Orgánico es un negocio innovador, bien concebido, muy al estilo de los negocios europeos en los que se enloquece uno mirando tantas delicias. Un sitio de esos a los que da mucho gusto ir, a comer, comprar y ser atendido por un personal dotado del arte de la hospitalidad y la gentileza.

La misma gente que atiende ahora a domicilio en el 6050269 mientras uno escoge todo desde su casa por la página www.merkaorganico.com Todos los días los veo llegar con un montón de cosas ricas. Hay que ver la belleza de mi flaca haciendo cardio por zoom con sus amigas mudas, OMG.

Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com


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