Comiendo felices a domicilio

El mundo no volverá a ser el mismo después del coronavirus, al menos hasta dentro de un buen tiempo.
Esta crisis temporal ha cambiado los hábitos de consumo, disparando el negocio de los domicilios, en fin, no hay de otra.
Los Azafrán, amantes de la cocina, estamos alternando las cocinadas formidables en familia, con pedidos ocasionales a domicilio, en los que casi siempre son los enanos los que tienen la última palabra eligiendo y la flaca que de vez en cuando se da un gustico.
A mí me toca bajar a la portería a recibirlos y pagar, pero bueno, me doy por bien servido cuando veo que gozan tanto comiendo.
Lo que más me ha gustado es que se revitalizaron las tiendas de barrio, graneros y pequeños negocios de esquina, dándole una oportunidad a los pequeños emprendimientos.
Entre los que hemos pedido durante este curso obligatorio de convivencia, el más repetido es el de Giovanni Pérez con sus vegetales frescos del otro mundo, en un paquete que nos deja surtidos por varios días por sólo 40.000 pesos.
Con él conseguimos lechuga crespa, tomate, plátano verde y maduro, pimentón, cebollín, cilantro, zanahoria, papa criolla, zukini, papa capira, cebolla de rama, perejil crespo y calabacín, un kilo de cada uno. Como para no creer.
Pero si la cantidad impresiona, la calidad descresta, por eso no me extrañó cuando el domiciliario, debidamente ataviado, me contó que son los proveedores de gran parte de los restaurantes de fama de la ciudad. Giovanni, a quien no conozco sino por whatsapp me mandó fotos de los cultivos cuando hicimos el primer pedido, una cosa de locos. Llámelo o escríbale al 310 248 4771.
Como me tocó cumplir años, bastantes abriles durante esta cuarentena, la flaca me celebró con mi comida favorita nada más y nada menos que del Salón Ahumado de Sergio Ovstrosky, al que conocí recién llegado a Medellín en su local de Indiana.
Un personaje único, en todo el sentido de la palabra por su buen humor, pero sobre todo por su sabiduría culinaria de racamandaca como decía mi papá.
Ese día estábamos con varios europeos que se quedaron con la boca abierta con el sabor y la calidad del salmón, la trucha, los quesos y la panceta, ahumados. En estos días vale la pena darse un gustico de estos, del otro mundo, sin gastarse un dineral. Lo pueden contactar en el 310 566 0252.
De postre por el cumple, mi flaca me sorprendió con el enyucado que hace Antonio el genio de Entre Migas, un lugar ubicado cerca a la Universidad Pontificia Bolivariana, que sigue al frente de cañón de su panadería artesanal preparando y llevando hasta su casa cualquier cantidad de delicias.
No se arrepentirá de llamarlo al 300 822 7389. Los enanos le pusieron a mi enyucado unas velitas de las que casi no apagan y se rieron de su papá a más no poder, mientras aprovecharon para comérselo casi todo.
Busque a Entre Migas por Instagram para que se antoje de tantas exquisiteces. Sus panes de guayaba y arequipe con queso son de muerte lenta.
Donde no mencione a La Amistad Wings, me matan los chiquis, que se volvieron clientes incondicionales de este sitio a donde se piden las mejores alitas que recuerde últimamente.
A pesar de la discusión familiar para pedir el combo de 50 con 6 salsas, todas son para chuparse los dedos. Los dos hombres siempre queremos más, mientras las chicas dicen que pidamos menos, pero como siempre terminan abusando de nosotros.
Por eso cuñamos el pedido con empanadas y palitos de queso superdeli, como dicen los enanos. Llame de una al 316 443 3250. OMG, siempre quiero más de La Amistad.
Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com