De un tiempo para acá apareció la palabra emprendimiento para definir negocios que nacen de una receta familiar o algún estudiante con ganas. El tiempo se ha encargado de demostrar que cuando se parte de la creatividad y una idea auténtica, muchos emprendimientos se han convertido en negocios muy rentables. Un buen emprendedor estudia el mercado con el fin de no salir a hacer lo mismo que hacen otros.
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La base del éxito es ser original y apuntar a un mercado específico. Con Gente por medio de estas notas queremos exaltar el trabajo de esos guerreros del rebusque que madrugan y se desvelan tratando de salir adelante en medio de las dificultades, dando ejemplo de talento, ingenio, entereza, sazón y sabor que nos alegran tanto la vida.
Hace unos días sentí gran revuelo de los dos chicos Azafrán cuando sonó el citófono muy temprano. Pasados unos minutos, entraron a la pieza, cada uno de bandeja en mano, con dos desayunos pantagruélicos con las cosas que más nos gustan a la flaca y a mí.
Me va a tocar confesar que apenas en ese momento me di cuenta de que era nuestro aniversario, ya que en medio de esta cuarentena perdí la noción del tiempo y me da lo mismo un sábado que un martes. Mientras la flaca se despertaba asombrada, la memoria me devolvió a la tarde lluviosa londinense en que llegó empapada a mi diminuto bulín del 582 de Whitehall Road, con su morral vetusto, sus Convers rojos y sus Levis rotos, donde la recibí con una rosa que corté en la calle y el calor de un abrazo que me dio la certeza de que había encontrado el amor de mi vida.
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Cada aniversario nos reímos de esos días cuando juntábamos los peniques para ir al mercado del barrio a comprar frutas, pan, salchichas y huevos con que nos alimentamos felices por varios meses.
Los Azafrán somos algo particulares ya que la emoción hace carcajear a su mamá mientras yo no puedo contener las lágrimas que se diluye entre las risas de los enanos con su papá llorón.
Los insoportables se tomaron la molestia de pedirnos salchichas glaseadas y wafles esponjosos, muy a lo inglés, con grandes pociones de fruta con yogurt y granola para la flaca y exuberantes porciones de tocineta crujiente para mí, arepitas con hogao y unas torticas de yuca formidables.
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Investigando de dónde salieron tantas delicias nos enteramos de que con la complicidad de la abuela, descubrieron por Instagram @amar.es.tres y lograron que les hicieran un desayuno al gusto de sus progenitores. Ese día no me aguanté la curiosidad y me metí a las redes en donde conocí a las autoras de semejantes exquisiteces.
Mamá y dos hijas a las que se les nota que les fluye el buen gusto y el cariño por sacar adelante su negocio, que por lo que pude ver, nació durante el aislamiento. En su Instagram aún con pocas publicaciones, cada una se describe y cuenta su pequeña historia, algo que nos pareció encantador, que explica de dónde un nombre tan bien puesto: Amar.es.tres. Tres mujeres, una idea para un emprendimiento de esos que merece conocerse y sobre todo apoyar.
Sí, a mí me encantó este descubrimiento. Flaca, pasan los años y cada día me gustas más. Ponte tus jeans please. Amar.es.tres está en las redes, el 297 6172 y el 311 747 2409.
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Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com
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