Un sitio ideal para comer en el centro de Medellín

Nada que me guste más que salir a caminar por el centro de cada ciudad que visito. Y la verdad, el de Medellín, cada día está más bonito y agradable, por lo que no es raro ver miles de visitantes de bermudas y chanclas haciéndose selfis frente a las esculturas de Botero, el nuevo corredor verde, los peatonales de comercio, las casas viejas bellísimas y los parques cada vez mejores.
Cuando yo estaba chiquito la actividad comercial y gastronómica de la ciudad era casi toda en el centro. El Poblado era un pequeño parque rodeado de fincas, ir a Envigado era paseo de tiro largo, Laureles empezaba a crecer entre la 65, la 80, la 33 y Colombia, pero eran más las mangas que las casas y lo que hoy llamamos las comunas eran bosques que fueron deforestados en su totalidad. Manrique, Pedregal, Belén, Castilla y Buenos Aires eran barrios familiares de casas estilo republicano, de las que se conservan pocas, pero hermosas.
La gente más pinchada de Medellín vivía en la avenida La Playa, el Palo y Maracaibo, donde se construyeron las primeras torres de apartamentos.
Y en medio del centro se encuentra el protagonista de la nota de hoy: Credenza, antes conocido como el Café Colombo, por estar en el décimo piso del Colombo Americano. Allí terminé con el Dr. Hernán Darío Estrada, el famoso neurólogo que me invitó a tomarme un escocés y presentarme su restaurante favorito del centro.
En un ambiente entre bohemio y alternativo se come de lujo. Su carta casual, llena de sabores magníficos, está a cargo de Marcela Gómez, una costeña apaisada llena de pasión, talento y carisma. Una oferta perfectamente diseñada para su clientela fiel que la quiere tanto como a sus platos, que superan muy por lo alto el precio moderado.
El ambiente formidable de la terraza es el escenario perfecto para ver las luces de nuestra querida ciudad cuando anochece, rodeado de gente muy especial: intelectuales, hippies vanguardistas, enamorados en proceso y sibaritas. Esa tarde noche comimos morrillo en salsa de setas, spring roll de queso costeño y arroz chocoano con camarones, todo perfecto.
Tomamos buen escocés y rematamos con uno de los mejores tintos que haya probado desde que volví a Medellín.
De boca de su dueña, que obvio, no sabe “quién soy yo” me enteré de que son el catering favorito de todas las empresas del centro y constantemente atienden eventos sociales.
Organizan cursos, experiencias gastronómicas corporativas y ofrecen el famoso wine coach, tan de moda en el alto mundo empresarial. Pocos saben tanto de vinos, según me contaron.
Credenza es el sitio ideal para los que aman el centro como yo. Allá me iré a piquear a la flaca viendo los atardeceres tan lindos de estos días en Medellín.
Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com