Un brunch con todos los juguetes

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Siendo muy pelao mi papá me llevó a Venezuela por cosas de su trabajo. Como quedé con tantas ganas de volver, 2 veces fui con la flaca, aprovechando que ambos teníamos familiares allá, así conocimos varios de sus atractivos turísticos: Los Roques, Isla Margarita, el Parque Canaima, el delta del Orinoco, el lago Guri, la Gran Sabana, la Sierra Nevada de Mérida, Auyantepui, el Parque Morrocoy y el Salto Ángel, que son la prueba de que Venezuela es uno de los países más hermosos del mundo.

En esos recorridos mochileando con cheques viajeros comprobamos que además es un magnífico representante de la sazón latina.

Esa misma calidez la sentimos los Azafrán, cuando Glorita P., del combo de las chicas in y fit de mi flaca, nos invitó de brunch a Lily’s Café, por mi cumple. Soy ariano sin más señas, pero se me nota mucho por las ganas de comer que me abruman. Para entrar atravesamos Vendimia, Fresh Market, un mini mercado rico en el que nos antojamos de todo, del que algún día escribiré.

De una nos fascinó Lily’s por su ambiente campestre con las sillas de colores, los árboles que lo rodean, la decoración con absoluto buen gusto y la atención muy amable de Káterin la talentosa barista santandereana que atiende detrás de una barra de repostería estupenda.

Una vez sentados, vinieron a saludarnos los dueños, dos venezolanos simpatiquísimos, Akram Saab y su hermana Lilybeth, la repostera, que nos contaron que están felices con el cariño de la gente de Medellín.

Pasados unos minutos, llegaron varios cafés deliciosos con figuras y mensajes en la espuma que fueron el primer descreste de los enanos, insoportables rogando para que empezáramos por los postres que nos llamaban a gritos desde la vitrina.

Nos dejamos sugerir por Glorita que a la final pidió de todo: arepas con pollo, carne y pernil, entre las que venía la famosa reina pepiada. Las arepas venezolanas de verdad, verdad, se reconocen porque son preparadas en sartén, como me enseñaron mis primas maracuchas, de masa de harina de maíz a la que le agregan un queso costeño rallado, luego las saltean en mantequilla o margarina hasta dorar.

Estas estaban perfectas, las mejores que me he comido desde que nos invadieron nuestros hermanos venezolanos. Los rellenos exquisitos.

Al mejor estilo de un brunch con todos los juguetes, la celebración siguió con tostadas coronadas con huevos fritos en su punto, y una mezcla rica de baby greens, como están de moda. De ahí pasamos a varias especialidades árabes, haciéndoles honor a los ancestros de nuestros anfitriones chamo-libaneses, o ¿cómo se dirá? El remate fue memorable, con cantada de “japiverdi” y varios pecados mortales de repostería, con las 3 leches que allí es sobre bizcochuelo con arequipe.

Como quien dice, una vez al año, no hace daño. Para más señas Vendimia es en la carrera 29D # 7A-140, subiendo por In China, al fondo del mercado está Lily’s Café. Información en el 479 99 49.

Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com


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