Un brunch de primera en Medellín

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Por un precio tan insignificante que no recuerdo, comimos todos todo lo que nos quisimos servir varias veces, cada plato más rico que el anterior.

“El brunch: … consiste en una comida que combina desayuno (breakfast) y el almuerzo (lunch). Se suele servir, por regla general, en un período de tiempo que va desde las 11 a.m. hasta las 2 p.m. La primera vez que se escribió sobre el brunch fue en la revista satírica inglesa Punch, en 1896. En esa época las familias británicas de clase alta solían dar el domingo libre a los sirvientes, y estos preparaban un bufé para que, durante todo el día, sus jefes pudieran servirse.”. Gracias, wiki.

De un tiempo para acá el brunch se puso de moda en nuestra ciudad, aunque comparto el pensamiento de mi vecino de columna que protesta porque pareciera que casi todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para servir lo mismo. Para mí no es nada nuevo, pues, como legítimos paisas, mi mamá nos daba un “desayuno-almuerzo” los domingos que tenían chocolate, tinto, jugo, fríjoles o caldos, carne guisada, chicharrón, arepas, patacones, molde de maduro con queso, arepas, panes de tienda, mantequilla, mermelada y quesito con remate sublime de mazamorra con panela y bocadillo.

Brunch al mejor estilo inglés, pero antioqueño de pura cepa. Con el tiempo me di cuenta de que era la manera de cocinarnos una sola vez y aprovechar para descansar de sus faenas culinarias para alimentar 7 insaciables 7 x 24.

El brunch en muchos países se volvió una costumbre hotelera. Con mi flaca hemos podido probar varios de los más célebres del mundo, aprovechando que por un precio fijo uno queda lleno al menos por un día y hasta más, de manera que comer tan rico se puede volver un ahorro durante un viaje, sobre todo en países donde todo es tan caro.

Los del Four Seasons, de los Campos Elíseos parisinos; el Savoy, de Londres; el Gallery florentino y el Mandarín, de Nueva York, son nuestros favoritos. Aquí deliramos con el del Hilton, de Cartagena, por sus especialidades costeñas.

Los brunch tienen algunos platos y bebidas tradicionales como la mimosa de champaña con jugo de naranja, tés y aromáticas, arenques, salmón ahumado y gravlax, huevos benedictinos, lonjas de tocineta crocantes, tablas de quesos, embutidos y curados, hash browns, pancakes, wafles (gofres), panadería y repostería fina.

Recientemente se han incorporado ensaladas, cebiches, pasta, alimentos veganos y libres de gluten. Pero lo mejor de cada brunch son las preparaciones regionales. En los colombianos no faltan caldos, carnes, quesos, fritos, arepas, amasijos, panes, tamales, empanadas, parva, bebidas y dulces de cada departamento.

Siguiendo un post de la chef Mariana Arango, del combo de bailarinas sílfides de mi flaca, terminamos los 4 azafranes en el Hotel Marriot, de Medellín, en la 1A sur con la 43 a una cuadra de la avenida El Poblado, para probar su brunch. Todos sin excepción nos quedamos gratamente sorprendidos con la gran variedad de exquisiteces formidables, dignas de los mejores que hemos probado por el mundo. Por un precio tan insignificante que no recuerdo, comimos todos todo lo que nos quisimos servir varias veces, cada plato más rico que el anterior.

Desde Disney no había visto caras tan felices en mis enanos. Yo pude comer libremente sin reparos de mi mujer amada atacada de emoción ante tanta comida sana, con ingredientes frescos, muy bien preparada por un equipo estupendo, sobresaliente por sus sabores y atención inmejorable. Me sentí muy orgulloso de mis colegas y mi ciudad. Best brunch in town.


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