La familia: entorno protector de la niñez

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Un ambiente protector es donde el niño alcanza a adquirir las mejores herramientas posibles para la
construcción de su vida, disfrutando de numerosas oportunidades para desarrollar su capacidad
individual en un entorno seguro y propicio. Para la UNICEF un ambiente protector “es un espacio seguro
de participación, expresión y desarrollo”.

 

Desde la perspectiva del desarrollo humano, el tema de ambientes protectores, nos lleva a pensar en los
espacios y condiciones adecuados para el crecimiento de los niños; que desde su gestación,
comienzan a recibir diferentes mensajes que son transmitidos desde los primeros vínculos afectivos,
convirtiéndose en el soporte para el desarrollo de capacidades y potencialidades, lo que favorece en los
niños su reconocimiento como seres individuales, únicos, dignos, valiosos y capaces de dar y recibir
afecto; o  que también desde el maltrato, la negligencia, los castigos físicos y los diferentes abusos, a
los cuales muchos niños son sometidos, se le da lugar a un ser que tendrá dificultades en la vida para
reconocerse como individuo digno sujeto de derechos, que se respete y respete a los demás. 1

 

Para Bowlby (1968) el núcleo central del vínculo afectivo “…es la atracción que un individuo siente por
otro individuo” , que surge como resultado de un comportamiento social de cada persona y cuyo rasgo
esencial consiste en que los dos participantes buscan la proximidad mutua, donde se hace innegable
que esas primeras influencias que hace el medio en la vida de un niño lo llamamos Familia.
La familia espacio protector y seguro para el Niño:
“La Familia constituye la institución intermedia entre el hombre y la sociedad, entendiéndose como una
institución de integración, cooperación e interdependencia unida por el efecto mutuo entre sus
miembros, con la finalidad última de asegurar que la sociedad sobreviva”
¿Cómo se genera un ambiente protector en la familia?
– Con la educación en valores y factores de protección en la infancia y la adolescencia.
– Ser un soporte, entendido como una actitud de vida que debe acompañar y ser un referente continuo
a conductas y comportamientos de protección.
– Con la promoción de competencias sociales en todos los miembros de la familia.
– Con la transmisión y construcción de normas, de límites y todo lo que tiene que ver con la educación
que sea brindada desde la comunicación afectiva y asertiva.
– Al entender cada momento del desarrollo en el que cada ser humano tiene sus gustos, preferencias,
logros y frustraciones. Los niños viven esos momentos y les generan alegrías y tristezas que se deben
entender y vivir con ellos.
– Al comprender el mundo de los niños y adolescentes como un mundo de imaginación y creatividad
sin límites, que escapa muchas veces a la imaginación de los adultos; es el momento de orientarlos,
mostrarles la realidad  sin entrar en juicios o agresividades innecesarias.
– Con la comunicación positiva permanente, es entonces la mejor manera de crear y facilitar ambiente
protectores.
Para concluir, la familia forma individuos sujetos de derechos. La escuela educa y guía ciudadanos. La
sociedad recibe y nutre poblaciones. Los medios de comunicación colectivizan hábitos, divulgando
contenidos, concepciones y referentes; estamos sumergidos en diferentes ambientes que construimos
como sociedad. Por ello sólo a través de la interacción continua y participativa en el ámbito de
fortalecimiento de ambientes protectores, es posible disminuir las condiciones de riesgo y favorecer el
desarrollo de los niños y niñas de nuestro país.

 

 

Corporación de Amor al Niño Cariño.


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