Lo que se hace necesario tolerar (aguantar, resistir) en la vida, no son las bajadas ni las subidas; es cuando se va en plano y cuando se está en lo plano.
En las bajadas tenemos las alertas encendidas y la angustia que ha tomado vuelo, requiere de nuestra energía para ser resuelta.
En las subidas estamos plenos de energía y es la satisfacción y la plenitud la que acompaña la cotidianidad.
Sin embargo, en el plano (en lo plano de la vida), sin mucha angustia y sin mucha plenitud ¿qué hacer con nosotros mismos? ¿cómo hacerle frente a la rutina que inunda el día a día? ¿cómo darle sentido a lo que no mueve la energía vital ni para ser resuelto como crisis ni para ser disfrutado?
Es allí en donde verdaderamente nos la jugamos los seres humanos y en donde las preguntas y las respuestas, toman nuevos sentidos (o se mantienen ubicadas en los mismos de siempre)
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