Un sushi 5 estrellas en Medellín

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Nadie vive más pendiente en la familia Azafrán de los “máster” de Tulio Recomienda que los 2 enanos. Apenas se dan cuenta de que van a empezar, ya tienen su lista para invitarnos, claro, pagando su papá, como cosa rara.

Pero bueno, me encanta que tomen iniciativas, más si es para salir a comer en familia. Hace un par de meses el Sushi Máster los tenía locos para escoger y votar.

El mismo día que empezó, apenas llegaron del colegio nos fuimos a probar el primero de su lista, en la cual había 12, y el papá, por sendas razones de peso, la negoció en 8. Lo primero que sentimos es que este año, los restaurantes estaban mucho mejor preparados que los anteriores, tanto que, a pesar del gentío, estábamos comiendo al momentico de llegar.

Estos eventos son pioneros en el mundo en muchos aspectos. Los negocios se dan a conocer y los que los aprovechan bien tienen la magnífica oportunidad de lucirse. La demanda es tan grande que los equipos de trabajo se ven sometidos a una presión que se convierte en un entrenamiento operativo magnífico.

Muchos restaurantes disparan sus ingresos durante y después de cada máster y qué decir de los cultivadores, abarroteros, comercio, carniceros, pescaderías, panaderos y tanta gente que incrementa sus ventas a niveles impresionantes. El flujo de caja que se genera permite que los restauranteros salgan de los apuros propios del gremio por los ingresos muy superiores a los de las mejores semanas del año.

Siguiendo la lista de los pelaos, llegamos a Takara, un restaurante muy japonés, que, rápidamente entendimos el porqué, figura entre los favoritos de los amantes del sushi. Lo primero que me llamó la atención es que estaba atiborrado de adolescentes en uniforme de colegio y familias con niños, que salieron en grupos a recorrer los inscritos en el evento.

Pasados un par de minutos, de manos de una señorita simpatiquísima recibimos una bandeja inmensa con rollos de salmón con aguacate y queso crema, en una presentación impecable acompañados con 2 salsas, entre las cuales era muy difícil de escoger.

Cuando la flaca la interrogó, nos contó que, durante la semana del evento, el negocio se reforzaba con 10 personas adicionales de apoyo en servicio y cocina porque desde antes del mediodía empezaban a llegar clientes por cantidades alarmantes. Realmente los beneficios de estos eventos van mucho más allá de lo que uno calcula.

Sin embargo, a mí hay 2 cosas que me encantan: que la gente aprenda a comer alimentos que no son muchas veces fáciles de apreciar, como el sushi, y que miles de personas que casi nunca tienen acceso a comidas así lo puedan hacer.

Nos mostraron la carta y como sólo vendían sushi durante esos días, nos quedamos tan antojados que el martes, después del evento, allí aparecimos con suegros y las cuñadas muditas a bordo, lo que resultó formidable ya que pudimos pedir gran parte de los platos, especialmente los de teppanyaki y cocina nikkei, que resultaron todavía mejores, por sus sabores y por el espectáculo de chef haciendo malabares en la plancha a la vista de los niños que gozaron como enanos.

La flaca y sus 2 hermanitas fit arrasaron con rollos de todas las formas y colores. Por mi parte me di un banquete único con el mejor atún que me haya comido en Medellín. Centro comercial Vizcaya, local 146. Vale la pena reservar: 304 5600257 y 318 5889021.

Por Efraín Azafrán
efrainazafran@gente.com


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