Estas son las mejores hamburguesas de Medellín, según mis hijos

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El asado es una de las ciencias culinarias más complejas y exige ser tratado con destreza extrema, como es el caso de hoy: Grill & Beer

Muchos de los kilos que hoy porto con tanto orgullo, por haber comido tan rico, se los debo a mi afición casi enfermiza por todo lo que suene a parrilla, grill, bife, punta de anca, carbón, brasas o simplemente carne asada.

Por legítimas razones de trabajo, como se lo he explicado a la flaca muchas veces, he tenido el inmensísimo placer de probar algunos de los asados más populares del mundo: en Bolivia, los de Santa Cruz de la Sierra; los rodizios de Sao Paulo, donde come uno por horas; los gauchos que compiten por ser los mejores del universo por sus pasturas de la pampa húmeda; los archifamosos bueyes de Kobe, que hacen llorar de emoción y de susto con los precios; los uruguayos, con sus porciones para insaciables como yo; los portugueses, con mucho cerdo rebosante en grasa de la buena; los escoceses de Aberdeen, acompañados con elixires celestiales 100 % de pura malta; los de la cima de las blue mountains de Jamaica, sobrecargados de jerk y otros menjurjes; los alemanes, con mostazas picantes, y muchos otros que me tienen debatiendo entre la 36 y 38 de mis 501 del Sr. Levi.

Entre tantos placeres con las carnes, confieso, amparado en mi letra anónima, que son los asados gringos en todas sus formas, de Texas, California y Kansas los que más me gustan de todo el mundo, no importa si son inyectados, transgénicos, estabulados o sobrealimentados con maíz, pero para mi gusto nada igual a un prime rib au juice, un new york steak, un T bone, o los horneados por horas con marinados secos típicos de Kansas y los estados sureños, donde la falda o skirt se lleva toda mi admiración y ganas. Varias veces les hemos pegado el viaje con mi flacura divina, ya que es de esas cosas que solo se pueden comer así donde las crearon.

La cultura del asado se pegó a nuestras costumbres gastronómicas desde finales de los 70 en sitios como Doña María, La Tranquera, Los Tambos y Asados Exquisitos, entre otros. Con los años la oferta se ha multiplicado por todas las esquinas de nuestra ciudad. Según un estudio hecho por varias universidades locales, más del 70 % de las personas que salen a los restaurantes prefiere los de carnes asadas, gracias a lo cual, en Medellín estamos comiendo cortes de primera excelentes, nacionales e importados. El asado es una de las ciencias culinarias más complejas y exige ser tratado con destreza extrema, como es el caso de hoy: Grill & Beer, en el mall Palmagrande.

Un restaurante como los que nos gustan a los Azafrán, pequeño, acogedor, tranquilo, perfecto para grupos de amigos, parejas enamoradas, como mi flaca y yo, familias amantes de los buenos asados. Pero además de sus carnes, gran parte importadas, prolijas, como dirían los parrilleros gauchos, lo mejor probablemente es que es “atendido por su propietario”, un profesor universitario que decidió dedicarse a hacer felices a los que nos gusta comer rico. Los precios son sorprendentemente bajos, por lo cual no se la haga raro que tenga que esperar por su mesa.

Y si a la flaca y a mí nos enamoraron con las carnes formidables, los enanos no caben de la dicha con el descubrimiento de las que calificaron como las mejores hamburguesas de Medellín. Vale la pena llamar a reservar a donde este maestro notable de la parrilla. Grill & Beer 317 574-6258.


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