“El mejor pollo asado de Medellín”

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Escribo esta nota prácticamente por orden de mi esposa, entre otras cosas porque comparto su gusto por la comida de este negocio que conocí en mi niñez por los lados del parque de El Poblado. Desde que volvimos a Medellín, no sé cuántas veces hemos pedido domicilios porque es la solución perfecta para los cuatro cuando nadie quiere cocinar y tenemos ganas de algo rico. A veces mi mujer y yo coincidimos en cositas, en lo demás ella siempre tiene toda la razón.

Cuando estudiaba inglés en el Bridge, cosa de historia patria, no veía la hora de salir de clase para irme a Pollos Mario a comer pasteles de pollo. Allí probé, como gran parte de mis venerables contemporáneos, hoy más canosos y calvos que yo, el pollo a la brasa o asado. Será por ser el primero, el que llevo grabado en mi memoria sensorial, desde que íbamos en familia a untarnos deliciosamente con sus presas grandes, jugosas, perfectamente asadas y bien sazonadas. Sigue igual, tan humilde como siempre, pero magnífico, cargado de recuerdos gratos. Su cuerito bien tostado no lo cambio y no acepto ninguna contraindicación médica, porque si me he de morir por comerlo, que me muera. Aspiro a morir de la dicha.

Me sorprendió mucho en la universidad, ya estudiando para trabajar entre las ollas, que, en una tarea sobre los platos más extendidos por el mundo, allí estaba, el pollo asado, al lado de la hamburguesa, la pizza, el perro caliente, y efectivamente, lo pude ver y comer en países como Noruega, Irlanda, Líbano, China y Australia, pero el que más me sorprendió, eso sí, no le llegaba a los talones al de Mario, fue en plenos Campos Elíseos en París.

El origen del pollo asado en sistema rotatorio es incierto y se lo pelean varios países. Para mí es paisa y no se diga más, no me interesa. Según mis consultas en la web para poder hacer esta nota: “ En 1968, el comerciante Antioqueño Mario Alcides Cardona después de empezar con un pequeño negocio de comidas rápidas, tuvo la visión de montar una venta de pollo asado pues en Medellín, en ese tiempo no existían restaurantes que se especializaran en este tipo de comida al carbón, así mismo creó una salsa para utilizarla en el aliño del pollo para que este tuviera un sabor especial y se diferenciara de los demás, poco a poco fue adquiriendo fama por su buen sabor y su tamaño además de su buen servicio y atención con los clientes. Con el tiempo se convirtió en una firma reconocida en toda la ciudad e inclusive a nivel nacional. Así nació Pollos a la brasa Mario en el mismo sitio donde se fundó Medellín, en los alrededores del Parque de El Poblado. Ahora, después de 40 años, es reconocido como el mejor pollo asado de la ciudad”. Así queda revelado este misterio que se había convertido en leyenda urbana y nadie sabía quién era el tan famoso Mario que nos ha llenado de felicidad a tantas generaciones.

Según dice su página en internet y me contó la niña que me atiende cada semana, los dos únicos verdaderos son el de la Inferior y el del lado del Parque de El Poblado. Además del famoso pollo asado, venden arepas de huevo, pasteles y un consomé de menudencias resucitador.

Para cumplir con los deseos del editor en jefe, sus teléfonos que me sé de memoria son 2686387 y 3128442; los precios van desde 2.000 los pasteles y arepas de huevo, hasta $28.000 un suculento pollo que alimenta bien un glotón como yo o una familia de 4 seres humanos normales. Cuando yo nací no existía la palabra moderación, no señor.


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