¿Es malo que mi hijo tenga un amigo imaginario ?

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El amigo imaginario es una creación bastante bella. Al preescolar (niño entre 2 y 5 años) casi nunca le falta el amigo imaginario, que usualmente es una gran persona porque se aguanta todo lo que el amigo real le quiere hacer; por supuesto, para los niños un amigo imaginario es excelente porque le conversa, pocas veces le discute, está siempre de acuerdo con él. Lo acompaña a todas partes y no tiene mayores problemas. Hay estudios que muestran que los niños que han tenido amigos imaginarios tienen mejores habilidades sociales y relaciones más fáciles.

Este conocimiento ha enriquecido nuestra mirada sobre los niños,  pues el amigo imaginario es depositario de todas las represiones que el niño tiene en la realidad. Él le permite expresar la rabia, pues lo castiga cuando no puede castigar a las personas reales (como la niña que le hace al muñeco lo que no le puede hacer al hermanito recién nacido); con este amigo el niño le da una salida a sus tensiones con los adultos o con las situaciones que le rodean.  El amigo imaginario resulta muy útil, y en muchas ocasiones es un acompañante muy ético y respetuoso de las relaciones del niño real.

El escritor Carlos Castro Saavedra, manifiesta “Todos los niños son poetas, porque viven más cerca de los sueños que de la realidad”, porque son espontáneos y sus palabras llegan como la brisa y el amor”. Nada más cierto: los niños son poetas; son muchachos sintonizados con la vida, interlocutores válidos para uno. Son sujetos de crianza totalmente distintos entre sí y sujetos de educación diferentes, con quienes tenemos que ser muy creativos y asertivos para que dicho proceso sea exitoso.

Para terminar, compartimos un poema muy bello del poeta Colombiano Juan Manuel Roca, titulado “Déjenlos”.

 

Déjenlos

Déjenlos crear tormentas marinas
con sólo agitar sus blancas mantas
o soñar con pájaros no vistos
o convocar a la noche en el pleno día
con sólo esconderse en lo profundo
de un armario
este armario se cierra y llegó la noche.
Déjenlos atrapar una estrella,
cuando en la noche clara y plateada,
desde alguna ventana de la casa
con un espejo roto
la atraen hacia algún jardín de sombras.
No los llamen en mitad de sus juegos
No podrán escucharlos.
A esa hora, magnífica y secreta
Ellos están en otra parte.

 

 

Corporación de Amor al Niño Cariño


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